Sin que sirva de precedente
Los patos pueden hacer de todo aunque a medias. Aves que vuelan ¡pero cómo vuelan! Corren cual ellos mismos. Y ¿les habéis visto nadar? Pues eso, yo como los patos pero ¡sin que sirva de precedente!
Y... con solamente un click... construyes tu propia bitácora. ¡Y un jamón!
Llevo gastadas horasmil, que son muchísimas, intentando el "amejoramiento" de esta bitácora. Y nada. Se me resiste casi todo.
Vayamos por partes. De momento... hay que saber HTML para modificar las opciones que aparecen por defecto. A golpe de "mayorque" y "menorque" he conseguido algunas ¡y notables! incorporaciones. Nada útiles, pero notables al fin y al cabo.
Y probando, probando... he conseguido descubrir cómo demonios se enlaza una palabra a una URL. ¡Sorpresa! Ahora no os queda más remedio que investigar a qué lugar del ciberespacio os he dirigido.
Lo que me ha gustado de esto de las bitácoras es que potencia las ganas de escribir. Pero.... ¡yo quería escribir sobre otros avatares! Y aquí me veo, lamentando mi torpeza con los nuevos lenguajes generatrices.
¡Ay! Seguiré investigando.... Pero que conste que a mí siempre me ha parecido carísimo el descubrimiento reiterativo de la rueda.
Pues si, con un sólo clic construyes tu bitácora, eso si, si quieres empezar a añadirle cosas, pues se hace algo más complejo, desde luego.
Pero eso pasa con esto y con todo en la vida.
De todas formas blogalia incluye varios modelos predefinidos y unas cuantas ayudas para introducir enlaces, negritas y cursivas, mira debajo de donde se escribe la historia para más información.
Jaione, me encanta la colección kisch!!!
Tenías que ver mi jabonera de primera comunión con luz incorporada, diseñada para que el infante recién comulgado se electrocute "en el día más feliz de su tierna vida"
Gracias, gracias, GNU. ¡Te sorprenderás de lo bien que soy capaz de "cortar y pegar" código html.
Por cierto... lo primero que voy a "espiar" es cómo poner la hora exacta en la que escribo estos chorros de ideas... o chorradas, según se mire. Anda este relojímetro un poco afrustilado.
Compartiré ese momento, Jaione. Y sobre el dormir, por desgracia soy de las que tiene que robarle horas al sueño para escribir. No tengo más remedio que dormir poco si quiero terminar alguna vez la novela en la que me encuentro inmersa.