Me he leído de un tirón uno de los poemarios de Guillermo de Jorge: "Afganistán. Diario de un soldado.". Me ha emocionado. Me ha sobrecogido. En muchos de los poemas, las lágrimas han ido más allá de sus casillas. Y he doblado cada página donde se me ha roto un prejuicio. Un hombre pacifista, y pacífico, atrapado en su piel de soldado. Un hombre fuerte, con esa ternura que te da la medida exacta de su ser humano. Un hombre vivo, que demuestra que los poemas agazapados en su cuaderno son la seña e identidad del poder sanador de la palabra. ¡Gracias, poeta! ¡Gracias, Julian Borao por presentármelo!
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