Kaixo Jaio!
Bueno, tras varios días de no saber muy bien qué hacer al respecto, me decido a escribiros, y me atrevo a hacerlo con honestidad y sin esconderme...
Con aprecio, máximo respeto y todo el cariño del mundo.
Sobre todo porque me importais, y porque hay cosas que cada día me gusta más expresar en ciertos ambientes que creo que pecan de algunas patologías (y lo digo con cariño) de tipo izquierdista o infantilista... No me interesa hacer de abogado del diablo, sino crecer juntos, si queréis, desde la comprensión, aportando alguna idea que quizá os pueda parecer interesante.
A lo que voy: curro en esta editorial de la que hablais. Desde el año 2000, que fue el de su fundación y el de mi año de licenciatura (entré de becario). Entonces era una editorial de bolsillo participada por otros grupos editoriales, además de Santillana (lo que parece que la hace menos mala, ¿no?). Resulta que es una empresa pequeña, aunque está dentro de una gran multinacional. En estos diez años, he compartido el trabajo con una lista inmensa de editores, correctores de estilo, maquetadores, traductores, diseñadores... En ese mundo me he movido, a la par que en el de otro tipo de publicaciones literarias o periodísticas, especialmente del entorno político libertario (sí, una contradicción en toda regla; pero una contradicción mucho, muchísimo más habitual de lo que os podéis imaginar, quizá tan invisible como los invisibles que mantienen con su trabajo los beneficios de las editoriales grandes).
Por eso quería comentaros que me enteré hace días de este suceso en una red social, en el perfil de Paul Rios, que también lo denunciaba con un aire de indignación y profunda molestia... Y he sentido la necesidad de aclarar algunas cosas. Especialmente porque estas actitudes siembran cierta mierda (con perdón) que no creo que genere nada positivo ni sea bueno para nadie, o que quizá perpetúa el colocarnos en un sitio de victimismo permanente, que no sé a quién le sirve.
El Reino del libro basura está gobernado por esos buitres que publican libros con la calculadora, sin importarles el contenido ni el cuidado de la estética. Lo único que importa es que el libro esté en la mesa de novedades cuanto antes, porque su tiempo pasa demasiado fugaz. Y en esa dinámica, como sabéis, todo vale (reventar los precios, robar autores, destruir stocks sin piedad impidiendo cualquier tipo de donación... Ejemplos de los que creo que, a ese nivel, nadie se salva). Pero dentro de ese Reino de las grandes editoriales hay mucha gente currita trabajando, la cual suele estar en condiciones bastante precarias. Una legión de curritos que le ponen empeño, ilusión, y que creen que los libros han de ser cuidados y mimados desde el momento en que surge la idea. Prácticas más propias de las pequeñas editoriales, pero que en definitiva, subsisten también, como los irreductibles galos, en las grandes editoriales.
Pues bien, he formado parte del proceso de realización de ese libro que ha generado esa rabia y esos insultos que salen con tanta soltura, y con la intención de sanar esa ira, que ya me gustaría que se canalizara hacia otro sitio, os comento que el editor que había entonces pensó en 2009 una serie de libros de "Cuentos breves para leer" en distintos lugares cotidianos (en el tren, en la cama, en el baño, en pequeños trayectos... De los cuales salieron cuatro títulos (y cuya idea ya habíamos visto antes en librerías del Estado y de América Latina, y tú misma explicas que la tomaste de otras anteriores, igual que podemos encontrar una amplia variedad de textos "para hacer el amor"...). La idea era publicar cuentos breves, de autores clásicos, que versaran sobre los temas propuestos en cada libro. Fueron seleccionados por él y otro amigo. Y los diseños los hizo otra amiga. Tres personas nada sospechosas de buitres ni de jetas, hormigas que alquilan su inmenso talento y su fuerza de trabajo a un precio que seguro conoceréis... Y os aseguro que ninguna de las tres, ni yo, sabía de la existencia de esta publicación de Jaio y mucho menos quiso plagiar nada (y personalmente, aun después de ver ambos proyectos, no creo que se pueda hablar de plagio ni de que "han fusilado casi hasta el título"), porque en mi opinión sigo creyendo que son proyectos diferentes con contenidos diferentes.
Por supuesto, ningún tiburón participó en la edición de ese libro; están ocupados en otras tareas.
Esto no quita en absoluto que la burda copia / usurpación de ideas, títulos, proyectos, diseños, etc., sea una práctica que se dé con frecuencia en el mundo del libro (yo mismo siento rabia ante casos en los que siento que alguien ha copiado ideas que estoy seguro que surgieron de alguna iniciativa mía en otros mundos). Pero me gustaría que antes de que las palabras que os salgan casi automáticamente sean "buitres", "jetas", "bestial", "que les corten los...", "indignante", "vaya morro", "tú solita tienes más creatividad que ellos", "que nos dejen circular a nuestro aire", "qué pobreza de espíritu demuestran", "estos pájaros..." "patéticos"... recordáseis aquello de que, aunque estemos en un lugar muy distinto y con distintas connotaciones y coyunturas, formamos parte del mismo colectivo, de la misma manera que otr@s trabajador@s, precari@s y demás familia son quienes conducen los trenes en los que viajamos, quienes reparten las cartas que escribimos, quienes mantienen los hospitales o quienes dan clase a nuestr@s hij@s... Que el que también haya ejército, policía, seguratas, banqueros y demás fauna no quiere decir que sólo nosotr@s seamos humanos o auténticos o artistas y los demás sean todos unos cabrones. No sé de qué nos sigue sirviendo pensar eso. Y ya me gustaría que cambiáramos el hábito hacia lugares más saludables y menos tóxicos.
Y lo digo porque veo tan a menudo que es la crítica fácil, la de demonizar a la bestia, cuando oigo a la gente poner el grito en el cielo, indignadísimos, porque en una cubierta de tal editorial han escogido una imagen que habla de un juego chino, cuando en realidad el libro habla de un juego japonés... Y sueltan aquello de "estos de esta editorial ni siquiera saben que..." "son unos ignorantes los de..." Cuando todo es mucho más sencillo que todo eso. Y creo que nuestras actitudes, a menudo bastante basadas, en mi opinión, en la importancia personal, el ego y el victimismo (creo que siempre que tratamos de rebajar al otro lo hacemos para situarnos por encima, aunque sea sutilmente), se acaban convirtiendo en un reverso de la misma práctica que se quiere denunciar.
Y también creo que retroalimenta todo esto el que la gran empresa es como una organización clandestina, en la que no sabes a quién debes dirigirte (ni siquiera los que están dentro lo saben) y si enviáis un e-mail a una dirección +/- genérica, es mas que probable que la respuesta que den no satisfaga a nadie, y si hay un enfurruñamiento, esa acción no irá a ningún sitio que no sea alimentarlo.
Os mando un fuerte abrazo, con la esperanza de que os sirva para abir un poco la ventana.
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