Sin que sirva de precedente

Yo también: EN FAVOR DE LA FAMILIA
(En el saco de: Espabilando la conciencia)

Ya está bien. De vez en cuando necesito soltar un par de recojostros y decir alto y claro que ya está bien.

Que el hecho de no creer en Buda, Shiva, Mahoma, Jesucristo, Alá, o el Becerro de Oro, no me inahibilita para tener conciencia social, aborrecer a quien considera la violencia como forma de solucionar sus problemas, identificar a quien pretende imponernos sus ideas a golpe de fusil, declarar canallas e indeseables a quienes abusan de los débiles, y Ser y Estar más que Tener.

Y sentir amor, mucho amor, por mi familia. Amor, no posesión. Amor del auténtico, no del amor egoista, sino del "amar para el otro". Y esto no es exclusivo de ninguna religión. Y de los católicos que se manifiestan tampoco. Que se enteren.

Y el lenguaje del Amor es universal y no es exclusivo de NADIE. Hay valores que constituyen una comunidad y una familia fuerte, lo que es en cualquier caso la primera unidad de socialización y por tanto la esencia de la estabilidad social.

Hay valores comunes a cualquier tipo de núcleo familiar:

el crear hogar;
la amistad entre nosotros;
el sentimiento intenso de fraternidad;
el gusto por abrazarnos y demostrarnos el cariño;
la tristeza compartida cuando perdemos a alguien que amamos;
la ambición de llegar lejos juntos y abrazar los sueños y los éxitos de cada uno de nosotros;
el gozo de celebrar unidos los días especiales;
el ayudarnos a ser fuertes infundiéndonos entre nosotros el valor y la esperanza...
y tantos otros...

Propongo que la definición de una familia sea "ese lugar al que siempre quieres regresar, donde siempre eres bien recibido, donde todos los miembros nos queremos y nos lo expresamos y donde la diversidad es un valor, porque nos enriquece"

Y la diversidad de familias, cada vez mayor, es un ajuste multicultural. Eso es lo que habría que transmitir a nuestros hijos, las generaciones que vienen, que el amor entre nosotros es lo que hace que formemos una auténtica familia. No el número de miembros que somos, ni el sexo al que pertenecemos, ni nuestra raza, ni el tipo de pareja que formamos, ni si somos hijos biológicos o adoptados.

Y mientras se estrellen por la calle creyendo que defienden el valor de la familia, habrán perdido, nuevamente, la oportunidad de avanzar a favor de la riqueza multicultural y del respeto por el propio Ser de cada ser humano.

Ellos tienen todo el derecho de formar la pareja que desean, educar a sus hijos según sus criterios y vivir en su familia como mejor les parezca, exactamente el mismo derecho que me reservo yo para mi pareja, mis hijos y mi familia.

Jaio dixit.

Salud, cultura, anarquía y una familia feliz tengan ustedes

Marzo 2023

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