Sin que sirva de precedente
Los patos pueden hacer de todo aunque a medias. Aves que vuelan ¡pero cómo vuelan! Corren cual ellos mismos. Y ¿les habéis visto nadar? Pues eso, yo como los patos pero ¡sin que sirva de precedente!
Nos despedimos y cada uno retornó a su marcha cotidiana. Pasaron dos años antes de que recibiera una llamada suya. Que estaba en mi ciudad, que contaba con cinco horas antes de partir y le gustaría saludarme. Ni qué decir tiene que despertaron todas a una las mariposas que antaño revolotearon en mi regazo. Acudí velozmente a su encuentro. Parloteamos sobre lo divino y lo humano. El reloj se olvidó de marcar las horas y perdimos la noción del tiempo y del espacio. Al anochecer marchó a su siguiente destino. No era prudente que se quedara.
Pero bueno, Jaio, un poco de suspense está bien, pero ésto, esto, mira que me caliento y lo digo. Que yo soy muy mía. Que no me contengo.
¡Que me agarren que se lo suelto!