Eso sí, eran estrellas de toda índole.

Comenzamos visitando la estrella de los hayedos europeos: Urbasa. En todo su esplendor. Se nos vistió de gala para la visita (bueno, en realidad siempre se acicala por las mañanas). Y, aunque algunos se cubrieron de verde, aún se pueden reconocer a otros estrellados:

Trasegado el contenido de esta bolsa el personal aprovechó la siesta veraniega para dejar vagar la mente y el cuerpo: la divertida Tesuka encantadora de estrellas), el incomparable Mr.Pawley (imparable conocedor de estrellas), la deliciosa Gusa_io (a pesar de que virtualmente no existe porque no tiene bitácora, acudió con todo su brillo), la estrella Canopus materializada en un blogalita (que dejó su estela por esos lares), la vivificante Descalza encantadora de burros (de cuatro patas, of course a los otros los tiene a raya) y el apacible Oso Mayor de Blogalia (encantador de blogalitas) y hasta el Hipólito (le llamaremos así de momento) de Descalza echó una cabezadita

Gozamos incluso mientras Hipólito arreglaba el protón de Descalza

Y pusimos rumbo al Museo Oteiza, donde nos transmutamos en auténticos expertos en hallar rincones como este. Lástima que no había función en ese momento.

A ver si consigo explicarme. Este de la foto es un ingenioso visualizador de mingitorios. Por una puerta abierta al público se accede a un pequeño patio donde únicamente hay un banco corrido de piedra pulimentada. Lo de por qué todos los bancos son corridos lo discutiremos otro día, pero este lo era. A los pies del banco había una especie de lucernario radiante hacia arriba que nos hizo pensar que, probablemente, se encendía por las noches para mayor gloria del espectáculo. Frente al banco había una inmensa cristalera especular (de espejo) excepto por una ventana lineal de unos 50 cm de alto abierta a lo ancho de la cristalera. Nos sentamos, pensando que alguna sorpresa nos estaría reservada ¡y vaya si hubo sorpresa!

La visión era momento sin_palabras. Lo que se percibía en todo el escaparate era la línea de mingitorios del servicio de caballeros. ¡¡¡Toda ella a nuestro alcance!!! ¡y con banco para despacharnos a gusto con el espectáculo! ¡Sublime! Solamente faltaban los actores, no había estrellas mingiendo.


Las preguntas de ¿quién? ¿por qué? ¿para qué? ¿cuándo? ¿dónde? y ¿cómo? se decidió hacer semejante espacio me las reservo para otro día.

Luego contaré el encuentro con el osito. Marcho a cenar ahora.